Déficit de atención con hiperactividad: farmacoterapia a través de la vida
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que tiene un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo. Los síntomas inician antes de los 7 años y actualmente hablamos de un rango más amplio, antes de los 12 años.
Los síntomas cardinales son la inatención, hiperactividad e impulsividad. Además, presentan dificultades en las funciones ejecutivas como: atender a determinados estímulos, planificar y organizar una acción, reflexionar sobre las posibles consecuencias de sus actos, inhibir la primera respuesta automática para cambiarla por otra más apropiada. Este trastorno afecta al 5% de niños y adolescentes y a un 2.5% de los adultos en el mundo.
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo cerebral de origen biológico con una base genética del 70 al 80%3, 4.
Es evidente que el TDAH también está presente en la edad adulta, así se tiene una persistencia en alrededor de dos terceras partes de los casos. Hay una dificultad en el diagnóstico debido a que generalmente presentan comorbilidades psiquiátricas y/o de abuso de sustancias. El tratamiento debe ser individualizado, los objetivos principales son mejorar los síntomas centrales del TDAH, optimizar el funcionamiento. El abordaje es psicológico, conductual y farmacológico. Los estimulantes tienen un efecto inmediato con buena eficacia y seguridad, mientras que los no estimulantes, aunque requieren algunas semanas para ser completamente efectivos, son útiles cuando se detecta un historial de dependencia a sustancias. La elección del tratamiento farmacológico depende aún de la experiencia y criterio del médico tratante.
Tratamiento farmacológico
Los medicamentos se clasifican en estimulantes y no estimulantes. Dentro de los fármacos estimulantes tenemos al metilfenidato, lisdexanfetamina y dexanfetamina. Entre los no estimulantes se cuentan a la guanfacina y atomoxetina.
Primera Línea
En este grupo tenemos a los psicoestimulantes, los de liberación inmediata nos brindan un inicio de liberación rápida y duración corta permitiendo una fácil titulación, y los preparados de liberación prolongada deben considerarse cuando la dosificación diaria múltiple se dificulte en relación a los estilos de vida, estigmatización y adherencia. Sin embargo, es importante señalar que la guía canadiense considera que los de liberación prolongada son los de primera línea por brindar privacidad en el ámbito educativo, laboral y social, mejorando de esta manera la adherencia5-8.
Las anfetaminas (ANF) y el metilfenidato (MFD) tienen efectos similares pero la tolerabilidad puede ser diferente en cada persona por lo que la recomendación es evaluar la respuesta por separado antes de utilizar los fármacos de segunda línea6-8.
Segunda Línea
En este grupo encontramos guanfacina XR y atomoxetina. Se puede optar por ellos en caso de contraindicación, no tolerancia o alto riesgo de uso indebido de los de primera línea, también se puede adicionar los no estimulantes a los estimulantes de primera línea5-8.
Tercera Línea
Aquí se considera bupropión, clonidina, imipramina y modafinilo5-8.
Consideraciones generales
En comparación con el metilfenidato y la anfetamina, que muestran una reducción inmediata de los síntomas, los efectos plenos de la atomoxetina y la guanfacina en la reducción de los síntomas del TDAH no suelen manifestarse hasta pasadas algunas semanas de administración5, 9.
El cambio entre los estimulantes (MFD a ANF) se debe realizar después de una evaluación de 6 semanas y debido a su falta de respuesta o reacciones adversas. En tanto que el cambio de los estimulantes a no estimulantes debe hacerse si no hay efecto o por reacciones adversas y después de una evaluación de 6 semanas por separado entre MFD y ANF9. La continuidad del tratamiento farmacológico debe evaluarse anualmente y debe continuar sólo mientras sea eficaz6,10. De otro lado, no se ha demostrado que los psicoestimulantes induzcan adicción. El seguimiento a largo plazo de los eventos cardiovasculares como la alteración de la presión arterial, frecuencia cardiaca o muerte súbita no han sido hallazgos consistentes6, 7, 11. Sin embargo, los pacientes que no reciben tratamiento muestran una menor tasa de finalización escolar, menor desarrollo de habilidades sociales y luego tienen puestos ocupacionales de menor rango12, 13.
Es importante mencionar que el uso de metilfenidato en la sobreposición del trastorno de espectro autista (TEA) y TDAH tiene una menor resolución clínica en comparación con solo TDAH, a pesar de esto sigue siendo el tratamiento de elección para los síntomas del TDAH14.
Mecanismos de acción El metilfenidato y las anfetaminas comparten el mismo mecanismo de acción, bloqueando los transportadores presinápticos de la dopamina y norepinefrina, por lo que incrementan la transmisión catecolaminérgica. Las anfetaminas además aumentan el flujo de dopamina2, 15.
Este aumento de las catecolaminas en la corteza prefrontal dorsolateral lleva a mejoras en las funciones ejecutivas; la acción a nivel de la corteza prefrontal medial e hipotálamo mejoraría los síntomas depresivos y la acción a nivel del estriado la hiperactividad2, 5.
La atomoxetina inhibe el transportador 1 de la norepinefrina incrementando la misma en todas las áreas cerebrales2.
La clonidina y la guanfacina estimulan a los receptores alfa-2 de la norepinefrina en el sistema nervioso central, aumentando el tono noradrenérgico en el córtex prefrontal; además se produce una entrada indirecta de noradrenalina desde el locus coeruleus2.
El bupropión se convierte en dos metabolitos principales (hidroxibupropión y treohidrobupropión) que son potentes potenciadores de la norepinefrina por inhibición de su transportador2.
Precauciones, contraindicaciones e interacciones (Tabla 1). Fármacos en el tratamiento del TDAH.
Consideraciones por grupo etario Edad preescolar de 4 a 6 años. Los datos epidemiológicos indican que un 2 al 7.9% de los niños de 3 a 5 años presentan TDAH y a esta edad se manifiestan como alteraciones de conducta7, 13.
El tratamiento farmacológico en la edad preescolar debe realizarse dentro del contexto de la atención especializada6 y tiene como mejor evidencia al MFD13, sin embargo, su empleo no ha sido aprobado por la Food and Drug Administration (FDA), lo que hace que su uso sea “fuera de etiqueta”9. Sin embargo, puede usarse a partir de los 5 años según la guía6. De otro lado, no hay evidencia de los tratamientos no estimulantes como con atomoxetina, guanfacina o clonidina para este grupo de edad y se indican en niños mayores de los 6 años en los Estados Unidos9.
Los programas de formación para padres o profesionales son siempre tratamientos de primera línea9. En ese sentido, si no funcionan estos programas, puede considerarse el uso de metilfenidato si los síntomas moderados o graves persisten por al menos nueve meses11, 13.
Debe considerarse el metabolismo de los niños de 4-5 años, el cual es más lento para el metilfenidato por lo que se recomienda iniciar con dosis bajas13.
Edad escolar 6 a 17 años. El impacto funcional a esta edad implica trastornos de conducta, problemas académicos, dificultades para la interacción social y problemas de autoestima. En los jóvenes se agregan problemas legales, tabaquismo, consumo de drogas, accidentes, conductas de riesgo sexual7.
En este grupo de edad la medicación debe instalarse después de que se haya aplicado y evaluado las modificaciones ambientales, y si los síntomas del TDAH siguen causando un deterioro significativo persistente en al menos un ámbito de la vida8, 9, 13.
Un estudio demuestra que, según las valoraciones de los profesores sobre los síntomas centrales del TDAH en niños, sólo el metilfenidato y el modafinilo fueron superiores al placebo (no se dispuso de datos sobre anfetaminas y clonidina)16. La lisdexanfetamina se debe usar si no hay respuesta clínica a metilfenidato y la dexanfetamina se usa si el metilfenidato no ha sido efectivo y no ha habido respuesta a lisdexanfetamina13.
Adultos
En la adultez el impacto funcional del TDAH ocasiona fracaso laboral, problemas de pareja, conducta sexual de riesgo, problemas de autoestima, abuso de sustancias, accidentes, dificultades para planificar y culminar tareas, entre otros7.
En esta edad hay mayor desregulación emocional, así como mayores problemas de la concentración, atención sostenida y memoria de trabajo5.
En los adultos con TDAH inicialmente diag- nosticados durante la infancia, un número sig- nificativo interrumpe el tratamiento con medi- camentos durante la adolescencia7.
El tratamiento farmacológico es efectivo. Se puede indicar lisdexanfetamina o metilfenidato como primera línea. Se debe considerar el cam- bio entre uno a otro después de 6 semanas de tratamiento sin respuesta clínica considerando preparaciones alternativas y dosis adecuadas o intolerancia. El cambio a dexanfetamina se rea- liza si hay respuesta a lisdexanfetamina, pero no es tolerada por sus efectos adversos6, 15.
Fármaco | Precauciones | Vigilancia | Contraindicaciones | Interacciones |
Metilfenidato | ansiedad, tics, | PA, FC | HTA | warfarina, |
epilepsia, abuso de | Talla | feocromocitoma | fenobarbital, | |
sustancias, | Priapismo | glaucoma | fenitoína, primidona, | |
vasculopatía | hipertiroidismo | IMAO, IRMA, SIRS, | ||
periférica. | Manía o psicosis | ADT, efedrina, | ||
pseudoefedrina | ||||
Atomoxetina | asma | hepática | HTA | quinidina, |
vasculopatía | talla | glaucoma | salbutamol, | |
periférica | priapismo | hipertiroidismo | bupropion, SIRS. | |
retención urinaria | feocromocitoma | efedrina, quinidina, | ||
guanfacina. | ||||
No: IMAO, IRMA, | ||||
ADT | ||||
Guanfacina y | insuficiencia renal | PA, FC | hipertensión de | fenobarbital, |
Clonidina | enfermedad hepática | intervalo QT | rebote | fenitoína, valproato |
conciencia | sódico, SIRS, | |||
toronja, atomoxetina. | ||||
No: haloperidol, | ||||
clorpromacina, | ||||
alcohol, sedantes, | ||||
hipnóticos, | ||||
barbitúricos, | ||||
antipsicóticos |
SIRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, FC (frecuencia cardíaca), PA (presión arterial), IMAO (inhibidores de la monoaminooxidasa), IRMA (inhibidores reversibles de la monoaminooxidasa tipo A), ADT (antidepresivos tricíclicos)5-7
La atomoxetina se usa de segunda línea si los efectos colaterales de los estimulantes limitan su uso o si no hay respuesta a lisdexanfetamina o metilfenidato separadamente por 6 semanas habiéndose considerado preparaciones alter- nativas y dosis adecuadas6. Debe considerarse, que la atomoxetina puede tardar unas 6 sema- nas para ver sus efectos sobre los síntomas del TDAH17. Hay menos evidencia para guanfacina y clonidina en este grupo de edad11.
Se ha empleado también el bupropión que va mejor cuando coexiste depresión en el paciente; no debe ser dado en epilepsia y debe vigilarse cuando hay antecedentes de ansiedad ya que puede exacerbarla8, 11, 17, 18.
Adultos mayores 65 a más. Los estudios indican que los síntomas del TDAH pueden presentar- se en la edad adulta, teniendo una prevalencia aproximada del 2.5%2.
La falta de diagnóstico a esta edad puede oca- sionar muchas complicaciones en su calidad de vida. Cabe mencionar que el diagnóstico en la edad adulta trae sus propias dificultades, debi- do a que algunos síntomas pueden confundirse con deterioro cognitivo, por lo que es importante realizar una historia detallada a lo largo de su vida identificando si las alteraciones cognitivas se iniciaron en la infancia.
El esquema de tratamiento sigue siendo igual en este grupo etario. Siendo importante consi- derar las interacciones farmacológicas y las co- morbilidades. Las personas con el tratamiento adecuado pueden mejorar su funcionalidad y calidad de vida5, 7.
Pronóstico
El TDAH tiende a persistir a lo largo del tiem- po, así entre el 50 y el 80% continúan con sínto- mas en la adolescencia, y hasta el 35-65% en la edad adulta. Suele producirse una disminución de la hiperactividad con la edad. Por el contrario, otros síntomas asociados con el TDAH pueden hacerse más notorios conforme pasan los años, como la falta de atención, la impulsividad y la desorganización, lo que afecta el funcionamien- to del adulto joven19.
Si los niños con TDAH no son tratados, al llegar a la edad adulta pueden desarrollar conductas de riesgo como conductas delicti- vas (más aún si existe comorbilidad con tras- torno disocial), consumo de sustancias (la hiperactividad e impulsividad aumentan el
riesgo), dificultades laborales y en las relacio- nes de pareja. Asimismo, es un factor de ries- go para el desarrollo del trastorno antisocial de la personalidad, ansiedad, depresión, buli- mia, injurias accidentales, muerte prematura y suicidio7, 19.
Es importante mencionar que si los padres tienen comorbilidad psiquiátrica los niños con TDAH tendrán peor pronóstico, teniendo ma- yor tendencia a ansiedad, depresión mayor, conducta antisocial y agresividad. Asimismo, el diagnóstico precoz y la intervención temprana farmacológica, no farmacológica o mejor aún combinada mejoran el pronostico2.
Conclusiones
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo muy frecuente; por muchos años se pensó que afectaba solo a los niños. Actualmente en el DSM 5 se acepta que se puede diagnosticar en adolescentes y adultos.
Es importante identificar los síntomas y hacer un diagnóstico oportuno para realizar una inter- vención temprana en todos los grupos de edad.
El abordaje terapéutico es multimodal consi- derando los aspectos psicológicos, conductuales y farmacológicos.
Se cuenta con fármacos estimulantes y no es- timulantes, siendo los de primera línea los esti- mulantes. Se debe diseñar un tratamiento indi- vidualizado considerando las comorbilidades e interacciones medicamentosas.
El tratamiento es fundamental porque mejora la calidad de vida de la persona a nivel familiar, educativo, laboral y social.
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